Con ocasión del trigésimo aniversario del nacimiento de la Comunidad Católica Shalom, el Consejo Pontificio para los Laicos, después del reconocimiento de la misma como asociación internacional de fieles y la aprobación de sus estatutos ad experimentum en el año 2007, ha decretado la aprobación definitiva de los mismos con decreto fechado el 22 de febrero de 2012.

La ceremonia de entrega del decreto, que se realizó en la sede del Consejo Pontificio para los Laicos el 11 de mayo de 2012, estaba incluida en el contexto de las celebraciones del trigésimo aniversario, que un nutrido número de miembros de la Comunidad ha vivido en Roma (con una jornada de peregrinación a Asís) entre el pasado 9 y el 16 de mayo.

En el año 1980, el joven fundador Moysés de Azevedo, estando en la santa misa que Juan Pablo II celebró en Fortaleza, se sintió llamado a ofrecer la vida al Señor para la evangelización de los jóvenes más alejados de Jesucristo y la Iglesia. En 1982, se abrió el primer centro de evangelización “Shalom”, naciendo con ello oficialmente la Comunidad.

“Nacida a los pies de Pedro”, como le gusta expresarse a Moysés, después de treinta años, la Comunidad se ha encontrado de nuevo “a los pies” del Santo Padre, en Roma, para recibir la aprobación definitiva de los estatutos por parte de la Santa Sede.

“Es una semana histórica para nosotros – afirmó el fundador – porque nos ha permitido sumergirnos en la fuente de nuestro carisma. A partir de una experiencia con Cristo en la fuerza de su Espíritu, en los años ochenta, hemos sido impulsados a ponernos a los pies de Pedro para ofrecer nuestra vida a favor de la Iglesia y la humanidad. Ahora, después de 30 años, estoy de nuevo aquí en el corazón de la Iglesia, con el mismo deseo de renovar aquella primera entrega, ya no solo sino con todo un pueblo. Y este pueblo junto, ante Cristo, con la fuerza del Espíritu Santo, quiere ofrecerse una vez más a favor de la Iglesia y la humanidad para convertirse en portador de la verdadera paz, que es la persona de Jesucristo. Es un acontecimiento histórico porque, como entonces, nacimos del abrazo y la bendición de Juan Pablo II en aquel encuentro en Fortaleza en 1980. También hoy sentimos una vez más el abrazo y la bendición de la Iglesia para la misión que aún tenemos que cumplir. Estoy convencido de que es una gracia especial la que todos nosotros, en la obra de Shalom, recibimos con esta aprobación definitiva de nuestros Estatutos”.