La segunda jornada de la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos se caracterizó por la intervención del arzobispo de Manila, Card. Tagle. Habló de la sed de Dios que caracteriza los “desiertos urbanos” y destacó que ésta es principalmente la búsqueda de una nueva mediación de la relación con Dios, búsqueda de pertenencia y comunión y búsqueda de vida. En su ponencia, apasionada hasta las lágrimas, partiendo de la realidad de las megalópolis asiáticas y en modo particular de Manila, indicó en la soledad, que se vive también cuando hay miles de personas en torno a uno, el origen del hambre de una pertenencia y una paternidad, a la que la Iglesia está llamada a dar una respuesta.
Los pobres de las grandes ciudades, con su sed de vida, invitan, según el Card. Tagle, a mirar la pobreza no en un modo anónimo y sociológico, sino descubriendo el valor de la vida y la fe de cada uno. Seremos evangelizados desde el encuentro renovado con los pobres, las lágrimas se convertirán en la fuente de agua viva que renovará nuestras vidas. Giovanni Paolo Ramonda se hizo eco de las palabras del Card. Tagle; destacó cómo el compartir con los más débiles es fuente de una vida cristiana renovada.
La segunda parte de la mañana se dedicó a una mesa redonda, en la que tomaron parte Mons. Biju-Duval, que habló de la parroquia como comunidad de comunidades, y de Marco Rypnik, que – junto a Giovanni Carbonara – abordó el tema de la búsqueda de una nueva estética arquitectónica y artística en la construcción de nuevas iglesias. “La iglesia (con la minúscula) – dijo P. Rupnik – tiene que ser una imagen de la Iglesia (con la mayúscula)”.
La Prof. Donatella Scaiola inició los trabajos de la mañana recorriendo las diferentes imágenes de ciudad en la Biblia a partir de Babel hasta la Jerusalén celeste.