Iban a ser unos treinta mil, pero al final eran el doble los voluntarios de las Misericordias y de los grupos Fratres que, el sábado 14 de junio, habían llegado desde todas las partes de Italia a la plaza de San Pedro, en Roma, para el encuentro festivo con el papa Francisco, encuentro que, durante mucho tiempo, permanecerá en la memoria de estos dos movimientos.
El encuentro fue introducido por el presidente de la federación de las Misericordias de Italia, Roberto Trucchi, que, entre otras cosas, dijo: “Santo Padre, usted dijo que la Iglesia es un “hospital de campaña” y que es necesario curar las heridas, llevar la caricia de Dios a las llagas de nuestros pecados. Esto es lo que nuestro Movimiento hace desde hace 770 años, es decir acercarse al necesitado y curar sus heridas, corporales y espirituales, dando testimonio del amor de Dios a través de las obras de misericordia. El encuentro de hoy nos ofrecerá aún otra motivación más profunda para renovar nuestro compromiso para con los que sufren y seguir haciéndolo también en los próximos 770 años”.
El papa Francisco, visiblemente contento de encontrarse con tantos laicos comprometidos con la caridad, advirtió del riesgo de “ser espectadores informadísimos y desencarnados”, de permanecer pasivos ante “tantísimas estadísticas sobre la pobreza” que están a nuestra disposición. “Demasiadas palabras, demasiadas palabras – apremió el Papa – ¡pero no se hace nada! ¡Esto es un riesgo! No es de ustedes, - subrayó – ustedes de las Misericordias trabajan bien, ¡bien! ¡Hemos escuchado tantas palabras! Y añadió - aquello que sirve es actuar, la obra suya, el testimonio cristiano, ir hacia los sufrientes, acercarse como hizo Jesús. Imitemos a Jesús: Él va por las calles, y no ha planificado ni los pobres, ni los enfermos, ni los inválidos, que cruza a lo largo del camino; pero se detiene con el primero que encuentra, convirtiéndose en presencia que socorre, señal de la cercanía de Dios que es bondad, providencia y amor”.
El Dr. Vittorio Scelzo transmitió el saludo del Consejo Pontificio para los Laicos y recordó que el secreto de una historia tan rica ha sido el amor por los que sufren: “El permanecer junto al cuerpo de Jesús que sufre ha hecho que pudieran continuar viviendo la comunión y de preservar su carisma originario a los largo de los siglos”.
El saludo del Dr. Vittorio Scelzo del Consejo Pontificio para los Laicos
