El pasado mes de junio el periodista Karsten Haug entrevistó a S.E. Mons. Josef Clemens, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, sobre la relacion de la Iglesia con el deporte y su experiencia en el acompañamiento de los aficionados del Borussia Dortmund durante su destino como parroco en la Iglesia de San Jose en Dortmund-Nordstadt.
Por su interés publicamos la entrevista a continuación, traducida del alemán por la Srta. Pilar Mendieta, oficial del Dicasterio.
Estimado Monseñor, dentro de la Curia Romana, en el Consejo Pontificio para los Laicos se incluye también la sección “Iglesia y Deporte”. ¿Qué significa el deporte para los hombres en un sentido teológico?
El apóstol Pablo, utiliza el deporte como comparación para describir el esfuerzo en la vida de un cristiano. Los dos, el cristiano y el deportista, se esfuerzan para conseguir un premio, ya sea terrenal o celestial. Ambos renuncian a mucho para no perderlo.
El fútbol juega un papel especial. ¿Qué piensa del entusiasmo de la afición? ¿Existe o no un culto a los jugadores? Todo lo que rodea al fútbol, ¿tiene una dimensión religiosa?
Sí, Italia es verdaderamente un país de gran cultura futbolística. Precisamente existe en este país un extendido culto a los jugadores y efectivamente a menudo uno puede tener la impresión de que el deporte se ha convertido para muchos en un arte sustitutivo de la religión.
¿Qué puede aprender la Iglesia de esta cultura del fútbol?
La Iglesia puede aprender de esta cultura de fútbol sobre todo, el entusiasmo, que aquí en la propia ciudad de Roma se siente muchos fines de semana. Naturalmente es lamentable cuando el entusiasmo se convierte en fanatismo o incluso en violencia, como desgraciadamente ha sucedido en las pasadas semanas.
¿En qué medida se encuentra el Consejo Pontificio para los Laicos con el fenómeno del fútbol?
El Papa Juan Pablo II, instituyó hace diez años la sección "Iglesia y Deporte" en el Consejo Pontificio para los Laicos. Él mismo era un deportista entusiasta (esquí, natación, senderismo) y reconoció la importancia del deporte, y quiso que la Iglesia “no quedara fuera”. Además, la mayor asociación deportiva italiana surgió a través de un movimiento de laicos católicos. El Vaticano se encuentra con el fenómeno del fútbol como una parte importante del fenómeno mundial del deporte, en el que muchos católicos desempeñan un papel prominente.
¿Constituye asimismo su patrón del deporte, San Luigi Scrosoppi, una respuesta posible?
Sin duda alguna "Sí", porque todos necesitamos en todos los ámbitos de la vida modelos que nos enseñan con el buen ejemplo que ellos mismos han encarnado.
La Iglesia, según el Papa Francisco, debe salir a las periferias de la sociedad. ¿Piensa el también aquí en los aficionados al fútbol? ¿De qué manera podemos, como Iglesia, acompañar a estas personas en su vida y en su amor por su equipo?
No creo que los aficionados al fútbol estén en las periferias de la sociedad. Quizá muchos viven más bien alejados de la Iglesia. Por eso debe la Iglesia acercarse a ellos y tenderles la mano. Los representantes de la Iglesia pueden enseñar a los aficionados al deporte que, junto a todo lo bueno que tiene el deporte, no deben olvidar lo principal para no perder de vista el objetivo de sus vidas.
¿Cómo puede la Iglesia abordar otros temas difíciles como la violencia o el racismo y confrontarlos con el mensaje cristiano?
Pienso que un documento papal sobre la ética del deporte sería de gran ayuda para contribuir a una mejora de los puntos aún poco claros del deporte. Por ello deberían tener un espacio importante en este documento cuestiones como el juego limpio y el respeto, al igual que temas como la violencia, el racismo o el nacionalismo.
El Papa Francisco es fan del Equipo de San Lorenzo de Almagro, Argentina, y ya cuando era arzobispo celebró una misa en el aniversario del equipo. Para la final de la Copa Italia recibió a los dos equipos. ¿Qué mensaje les dio a los jugadores en ese momento? ¿Cuál es su preocupación?
Hace solo unos días, el Papa Francisco puso de relieve en un mensaje grabado en vídeo con ocasión del inicio del Mundial en Brasil, que el deporte es escuela de paz, en la que, a través del entrenamiento conjunto, a través del juego limpio y el respeto por los jugadores contrarios se puede conseguir un encuentro pacífico.
Monseñor, usted mismo trabajó en la pastoral en Dortmund. ¿Qué le pareció el equipo del Borussia Dortmund?
Yo trabajé en la Parroquia de San José en el norte de Dortmund y el sacristán de entonces era –como otros muchos miembros de la parroquia- un gran seguidor del Borussia Dortmund. Me animó a asistir a un partido del Borussia Dortmund, lo que al final hice.
¿Qué desea para la gente de Dortmund, en la cuenca del Ruhr? ¿Qué le gustaría decir a los aficionados al fútbol?
Deseo a la gente de la cuenca del Ruhr que mantenga su entusiasmo por el deporte y al mismo tiempo reconozca y dé ejemplo de sus recursos positivos. A los aficionados al fútbol les deseo que en sus encuentros con los hinchas de otros equipos que se comporten con equidad deportiva y amabilidad.
Monseñor, imagínese que su vida hubiera emprendido otros caminos y que después del bachillerato se hubiese convertido en profesional de fútbol. Se habría convertido en jugador del Borussia Dortmund y quizás también en capitán del equipo. ¿Cómo viviría su fe en esa situación? ¿Cómo podrían jugadores y aficionados experimentar el amor de Dios a través de sus acciones?
Si hubiera encaminado mi vida hacia el fútbol, mi labor habría sido reforzar las grandes intuiciones y los impulsos de la fe cristiana en el ámbito del deporte. Los antiguos romanos, ya sabían que el buen ejemplo de una persona anima a imitarla. Yo pienso que en el deporte, el amor de Dios hacia los demás puede hacerse realidad sobre todo a través de las virtudes ya señaladas.
