¡Sed todos testigos de la alegría!

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«¡Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta, ochenta años. Corazón joven. Con Cristo el corazón nunca envejece». Estas son las primeras palabras que el papa Francisco dirigió a los jóvenes, cinco días después de su elección, en el Domingo de Ramos del pasado año y que Mons. Josef Clemens, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, citó en la conferencia de apertura de la jornada de hoy: “El compromiso de la Iglesia a favor de los jóvenes: de Juan Pablo II a papa Francisco”. Mons. Clemens esbozó un camino en tres etapas siguiendo los tres pontificados: Juan Pablo II, es decir los jóvenes como esperanza de la Iglesia; Benedicto XVI, que pone el acento en los desafíos educativos; y el papa Francisco que es capaz de suscitar en los jóvenes un gran entusiasmo, pero que también retoma y profundiza el mensaje de sus predecesores, poniendo al centro el impulso misionero: «Vayan sin miedo para servir».

A partir de estos puntos, el Encuentro Internacional sobre las JMJ se toma hoy una jornada de reflexión y profundización con una serie de experiencias del “campo” a partir del tema: “Iglesia, ¿dónde estás? Las esperanzas de los jóvenes. Muchos han sido los elementos que han contribuido en enriquecer el debate, comenzando por el P. Daniel Ange, fundador de la escuela de oración y evangelización Jeunesse Lumière que, después de muchos años en África y después en un eremitorio, sintió una fuerte llamada a llevar el Evangelio al mundo de los jóvenes. Dijo que los mejores testigos de Dios para los jóvenes eran los mismos coetáneos. A partir de la misericordia, que es la fuerza del amor que se conmueve con la miseria, el sufrimiento y el mal que corroe a los que se aman más a sí mismos que al mundo. Jeunesse Lumière propone a los jóvenes un año sabático para experimentar la vida comunitaria, la oración y la misión.

Con mucha sencillez y pasión, Chiara Amirante, fundadora de la Comunidad Nuovi Orizzonti, presentó su propia experiencia. Su asociación se dedica a la asistencia, a la escucha y acogida de los más pobres de los pobres: los tóxico dependientes, las prostitutas, las madres solteras jóvenes, los alcohólicos, los niños de la calle y los ex presos, descendiendo a los infiernos del “pueblo de la noche” para transformarles en “Caballeros de la Luz”, evangelizadores de la calle.

Por último, Bernhard Meuser, promotor y coautor de Youcat, contó la historia de este pequeño libro amarillo que los jóvenes de las JMJ, en todo el mundo, conocen bien y que ya es mucho más que un libro. Han surgido centros de catequesis en todo el mundo, radio, televisión y hasta un bar en Barcelona. Todo esto a partir de la sencilla idea de traducir el Catequismo de la Iglesia Católica a un estilo adaptado a los jóvenes de hoy y, se puede decir, hecho con los jóvenes de hoy.

Entre las muchas voces de todos los continentes vale la pena recordar aquélla del P. Michael Emery, vicesecretario del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas, que anunció para el próximo mes de diciembre un encuentro de los responsables de la pastoral juvenil a nivel continental, organizado en colaboración con el Consejo Pontificio para los Laicos sobre el tema de la primera encíclica de papa Francisco, la Evangelii Gaudium.

Llegamos así a las conclusiones a cargo de S.Em. el Card. Ryłko. Él trazó en modo eficaz el trayecto de estos tres días sintetizando sus frutos y las expectativas en algunas palabras clave. «El primer día nos llevó a la Jornada Mundial de la Juventud de Río; todos tenemos este evento vivo en la memoria. Recuerdo las palabras del Card. Tempesta: “En Río hemos visto a Dios en acción”. Hemos escuchado testimonios muy hermosos de los milagros que obra este signo de la Cruz de las JMJ. Sobre todo los testimonios del deseo de los jóvenes de tocar la Cruz. “Hay que tocar la Cruz para ser tocados por la Cruz”, decía el papa Benedicto XVI. Ayudar a los jóvenes, animar a que los jóvenes toquen la Cruz para ser tocados por Cristo crucificado y resucitado. Esto Juan Pablo II en seguida lo ha entendido cuando no dudó en poner la Cruz en el centro de las JMJ. En un mundo, donde todos intentan halagar a los jóvenes, el Papa puso la Cruz en el centro, sin recortes. Esto es una enseñanza para la pastoral juvenil».

«El segundo día partimos hacia una nueva etapa: Cracovia 2016. Es hermoso asistir al nacimiento de una nueva JMJ. Todas las JMJ son iguales, pero cada una de ellas tiene una fisonomía propia, una identidad capaz de sorprendernos… Cada nuevo nacimiento suscita tanta alegría, tantas expectativas, tantas esperanzas».

«Por último, la jornada de hoy, en la que resuena especialmente este imperativo: “Iglesia, ¿dónde estás?. Quisiera que todos nosotros entendiéramos la relación que existe entre el compromiso pastoral de cada día y las JMJ. No es la pastoral de los jóvenes que sirve a la JMJ, sino lo contrario: la JMJ sirve como momento de recarga espiritual para el compromiso de toda la Iglesia, es una saludable provocación para nuestro compromiso a favor de los jóvenes. La pastoral juvenil tiene que sacar nuevas ideas, un nuevo valor de desafiar a los jóvenes, a quienes les gusta que les desafíen con propuestas exigentes.

Todos vosotros, que volvéis a casa después de estos tres días de retiro espiritual, os comprometéis en trabajar aún más en vuestra acción cotidiana a favor de los jóvenes.

Papa Francisco tanto nos tiene que decir y enseñar sobre la pastoral juvenil. Tomemos su encíclica Evangelii Gaudium como brújula, pues es una guía escrita con un lenguaje sencillo y directo, que toca el corazón».

«Quiero sugerir como fruto de este encuentro tres palabras:

  1. Sed todos testigos de la alegría. Parafraseando al papa Francisco, diría que los jóvenes de hoy tienen derecho a recibir el anuncio del Evangelio de testigos alegres, llenos de entusiasmo. Un evangelizador triste no convence a nadie, y mucho menos a los jóvenes.

  2. Pasión. Dedicarse al trabajo por los jóvenes de verdad con pasión. ¿Qué quiere decir esto? Entregarse enteramente a esta importante labor, dar lo mejor de uno mismo, sin ahorrar nada. Los jóvenes nos observan muy atentamente, sienten en seguida dónde está nuestro corazón, si de verdad estamos con ellos o si hemos puesto la mente en otra cosa. Hay que despertar en nosotros la pasión por los jóvenes.

El papa Francisco vuelve en estos tiempos a menudo a la palabra “inquietud”. Cada agente pastoral, cada evangelizador tiene que albergar en su corazón una san inquietud misionera.

Un cristiano llamado a la evangelización está permanentemente inquieto, insatisfecho, en búsqueda de nuevos medios, nunca se conforma con la realidad

Conservad dentro de vosotros la capacidad de arriesgar con los jóvenes, osando, proponiendo metas altas y exigentes como el Evangelio».

Concluyendo, el Cardenal recordó la importante cita que los delegados vivirán mañana junto al Papa, es decir la entrega de la Cruz de las JMJ de parte de los jóvenes brasileños a los jóvenes polacos, que se realizará precisamente en el trigésimo aniversario del regalo de la Cruz que Juan Pablo II hizo a los jóvenes.

¡Sed todos testigos de la alegría!



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