Reflexiones sobre Mujeres y Trabajo
Jorge Braga – Dirigente Nacional e Internacional de ACISJF – In Via
Como se pudo verificar, los problemas de la mujer en el ámbito laboral son, en general, más o menos los mismos en todo el mundo:
Dificultad en armonizar la vida familiar con el trabajo fuera del hogar
No es dado el debido valor a los labores domésticos, en particular a su valor económico y social
Dudas sobre el sistema de cuotas para promover la mayor participación de la mujer en las responsabilidades políticas, económicas y sociales
Discriminación salarial y en el acceso a puestos de mayor responsabilidad
En todo esto, y al largo del Seminario, fue patente la ignorancia y la falta de adecuada formación, con incidencia particular entre los más responsables
Ignorancia sobre el rol de la mujer en la sociedad, conducente a la “masculinización” de las actitudes para una pretendida “igualdad”. La absoluta igualdad en dignidad y en derechos no puede significar que la mujer no sea diferente del hombre
Ignorancia generalizada también sobre la riqueza doctrinal de la Iglesia cuanto al trabajo y a la dignidad de la mujer.
Así que, de un punto de vista pastoral, me parece necesario:
Multiplicar los centros de formación de adolescentes y jóvenes, en que, además de la formación necesaria, pero no suficiente, espiritual, bíblica y litúrgica, se de especial importancia a la formación del sentido social con base en la doctrina social de la Iglesia (uso de los bienes y su sentido universal, justicia social, trabajo y sindicalismo, participación en la vida social y política) y a la formación familiar (matrimonio y su preparación, sexualidad y paternidad responsable, respeto de la vida). Idealmente tales centros, con gestión compartida entre adultos y jóvenes, estos divididos en pequeños grupos animados de preferencia por parejas, en que se formen para todos los aspectos de la vida en ambiente sano y orientado para el servicio de la sociedad y de la Iglesia.
Movilización contra la mentalidad individualista y contraceptiva que tanto afecta la natalidad y la estabilidad del matrimonio y contra la teoría de género, estudiando la homosexualidad como una “deficiencia” que, como tal, debe ser tratado, no para ser objeto de “orgullo”, sino para que reciban terapia adecuada para minimizar sus efectos.
Recordar la responsabilidad pastoral para con los responsables de la vida social – abandonados a sí mismos por nuestro temor tradicional al dinero y al poder. Hay que promover el diálogo habitual con gobernantes y empresarios, que se dicen católicos, pero se comportan como los demás. Esta responsabilidad cabe principalmente a los Obispos, directamente o apoyando las iniciativas de los mismos laicos con más responsabilidad en la sociedad.